DANDO FRUTO CON PERSEVERANCIA

Lucas 8:4-15 nos presenta la parábola del sembrador. Jesús utilizaba las parábolas para enseñar verdades espirituales a través de una narración ficticia. También dice que la función de hablar en parábolas era para que algunos de sus oyentes “viendo no vean, y oyendo no entiendan.” Sin embargo; para sus discípulos el propósito era que pudiesen conocer los “misterios del reino de Dios”. La diferencia entre un tipo de personas y el otro era como menciona Keener, (comentarista bíblico); “su dedicación suficiente para perseverar” lo que es congruente con la recomendación del maestro quien “Hablando estas cosas, decía a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga.”

Esta narración ficticia está compuesta de elementos agrícolas de significado como lo son: el sembrador, la semilla y los distintos tipos de suelo donde la semilla se alojó. En definitiva, la expectativa es que la semilla caiga en buena tierra pues es allí donde ésta germinará y dará mayor fruto. La productividad es el factor de medición. “Fruto a ciento por uno” sería la expectativa del sembrador. Al final de la explicación Jesús usa la expresión dar fruto con perseverancia (“hupomoné”) que significa en el griego bíblico: resistencia alegre o esperanzada, constancia, soportar, paciencia, continuidad paciente (espera). Esta perseverancia nos indica que el trabajo de dar frutos nos es asunto que ocurre de la noche a la mañana. Requiere dedicación y constancia. Al igual que en la parábola de los talentos hay niveles de productividad y podríamos decir que “a cada uno conforme a su capacidad” hay suelos que tienen lo necesario para dar “fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno.” Lo cual, en función de los oyentes primarios, era cosechas tremendamente buenas para el suelo galileo.

Esta narración NO juzga para nada la semilla que “es la palabra de Dios”. Esta semilla tiene un poder inherente para producir frutos por sí misma. Tampoco juzga como negligente al sembrador. La mecánica de siembra que utilizaba a través de la propagación de la semilla era la correcta. Su responsabilidad es esparcir la semilla.  La variable se encuentra en el tipo de suelo en el que la semilla cae. Y en definitiva hay una relación directa entre la productividad y la integración de la semilla con el suelo receptor.

¿Qué tipo de suelo eres tú? Eres del tipo de suelo que permite un fruto constante. ¿O eres del tipo de suelo que no deja a la semilla entrar y por lo tanto permite que el diablo le robe la posibilidad de producir? ¿Eres del tipo de suelo seco que al llegar el tiempo de prueba aborta los efectos de la semilla en él?  O eres de los que “por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, no llevan fruto.”

En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. Juan 15:8