¿Dónde está tu fe?
Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, yse decían unos a otros: ¿Quién es este, que aun a los vientos y a lasaguas manda, y le obedecen? - Lucas 8:25 -
La historia de la tempestad en medio del lago (Mar de Galilea) es similar de alguna manera a nuestras experiencias como cristianos. Ya hemos invitado a Jesús a ser parte de nuestras vidas. El va con nosotros en “la barca”. De hecho; Él es quien dirige nuestro destino según sus propósitos eternos. Sin embargo, esto no nos garantiza que no pasaremos por tempestades. El lo advirtió para que estuviéramos preparados: “En el mundo tendrán aflicción…” Juan 16:33
Como discípulos de Jesús ya hemos visto la mano de Dios actuar en muchas ocasiones en nuestras vidas y en las vidas de otros. Eso nos permite tener una “zona segura”. Ya hemos navegado por una parte del lago donde nos sentimos cómodos. Sin embargo, en algún momento Dios nos pedirá que “Pasemos al otro lado del lago”.
Entre los discípulos había pescadores y marinos expertos que conocían el lago en la región cercana a Capernaúm. Pero probablemente no conocían las condiciones que podían presentarse en otras zonas del mar de Galilea. Esto fue exactamente lo que les ocurrió. “…mientras navegaban… se desencadenó una tempestad de viento en el lago; y se anegaban y peligraban.” Ellos estaban en el camino del propósito de Dios, pero para ellos ésta era una experiencia desconocida.
Nosotros de igual manera estamos siendo invitados a ir más allá de nuestra zona de confort para vivir nuevas experiencias en Dios. Cobran sentido las palabras de Santiago “…alégrense cuando tengan que enfrentar diversas dificultades. Ustedes ya saben que así se pone a prueba su fe…” Santiago 5:2-3 Las nuevas experiencias con El producen una fe robusta y saludable.
Mientras navegaban -dice el relato- él se durmió. Esta es una parte muy difícil para cualquier discípulo de Jesús. Encontrarse afrontando tempestades en la región desconocida del viaje hacia el propósito de Dios y mirar a Jesús; quien se supone dirige nuestra embarcación, y darnos cuenta de que por el momento parece que “nos ha dejado solos”. ¡No! No estamos solos, Él ésta allí. “…la paz de Dios, … sobrepasa todo entendimiento…” Filipenses 4:7 El tiene un propósito al final de éste viaje y ese propósito se va a cumplir.
¡Maestro, Maestro, (despierta) que perecemos! Este temor es natural pero no debe convertirse en desesperanza sino más bien debe activar nuestra confianza adquirida en las experiencias anteriores en Él. Este es el momento para recordar sus promesas que dicen “Jamás duerme ni se adormece el que cuida de Israel.” Salmo 121:14 El esta en control y nuestra barca llegará a su destino porque así El lo ha dispuesto.
¿Dónde está vuestra fe? preguntó Jesús. Debe estar seguro de que más allá de que el viento y las olas cesen y que naveguemos en grande bonanza, se trata de confiar en que va contigo quien fijó nuestro destino, a pesar de que los vientos y los holas que se levanten.
Ejercita tu fe en las zonas desconocidas del trayecto, creyendo en que El nos prometió que “Jehová cumplirá su propósito en mí; su misericordia… es para siempre.” Salmo 138:8